La resistencia a la insulina (RI) es una condición en la cual el cuerpo no puede usar eficazmente la insulina. La insulina es una hormona que ayuda a que el azúcar (glucosa) entre en las células para usarse como energía. La resistencia a la insulina puede conducir al nivel elevado de azúcar en sangre (hiperglucemia).
Por lo regular, las personas no presentan síntomas, sin embargo podrían padecer:
- Niveles elevados de azúcar en sangre (hiperglucemia).
- Niveles elevados de insulina en sangre.
- Obesidad, sobre todo alrededor de la cintura.
- Presión arterial alta.
- Colesterol y triglicéridos altos.
- Problemas de la piel, como acné o hirsutismo.
- Síndrome de ovario poliquístico (SOP).
La RI puede ser reversible y controlada cambiando el estilo de vida y siguiendo una dieta saludable. El plan de acción para controlar este padecimiento debe hacerse de forma individual. Algunos de los tratamientos recomendados son:
- Dieta saludable.
- Ejercicio regular.
- Reducción de peso (si es necesario).
- Medicamentos para controlar la presión arterial y el colesterol, así como para reducir los niveles de glucosa.
Además de estos factores, podemos utilizar algunos suplementos alimenticios que van a intervenir como coadyuvantes en este padecimiento. Es importante destacar que estos suplementos no sustituyen ningún tratamiento médico ni deben reemplazarlo, sino combinarlos para potencializarse y que se tenga mejores resultados.
Probióticos
Entre los posibles mecanismos por los que los probióticos mejoran el metabolismo de la glucosa incluyen la reducción del estrés oxidativo y la inflamación, la reducción de la permeabilidad intestinal y el aumento de la secreción de incretinas.
Las incretinas estimulan la secreción de insulina y retrasan el vaciado gástrico, lo que mejora los niveles de glucosa.
También se ha demostrado que los probióticos aumentan la expresión de las proteínas de adhesión dentro del del epitelio intestinal y reducir la permeabilidad intestinal, lo que conduce a una menor inflamación sistémica inflamación sistémica que puede contribuir a una menor resistencia a la insulina.
Cepas de bacterias que deben consumirse: Lactobacillus acidophilus, Bifidobacterium, Streptococcus thermophilus y Lactobacillus delbrueckii bulgaricus.
Vitamina D:
La deficiencia de vitamina D puede ser un factor clave que desencadena la resistencia a la insulina. la suplementación con vitamina D en dosis cercanas a 600–4000 UI/día podría ser una opción para aumentar los niveles de 25(OH)D cerca de 50 ng/mL para mejorar la resistencia a la insulina y los trastornos asociados
Omega 3:
La suplementación con aceite de pescado a corto plazo se asocia con un aumento de la sensibilidad a la insulina entre aquellas personas con trastornos metabólicos. Esto se debe principalmente al papel que juegan estos ácidos grasos en la inflamación a nivel sistémico. El mejor período de intervención podría ser a corto plazo, es decir, menos de 12 semanas pero al menos más de 4 semanas.
Como conclusión, recuerden que para adaptar dosis de cada uno de los suplementos es importante que se acerquen con un profesional. Ya que se debe de tomar en cuenta los hábitos alimenticios de cada persona para poder dar una prescripción adecuada y que cumpla la suplementación adecuadamente con su rol.
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Bibliografía
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